El hígado perezoso es aquel que funciona de forma lenta y que no realiza sus funciones con normalidad. ¿Cuáles son sus síntomas y qué lo causa? Te lo desvelamos.
El hígado es sin ninguna duda un órgano sorprendente, fundamental para la vida y para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Destaca por ser el órgano sólido más grande nuestro cuerpo, siendo capaz de regenerarse así mismo cuando algún determinado tóxico o sustancia dañina le afecta.
Entre sus funciones más importantes, es capaz de recuperar y transformar una buena cantidad de tóxicos para que no afecten negativamente a nuestro cuerpo, además de intervenir en el metabolismo de las grasas, las proteínas y los glúcidos, y ejercer una importante función de almacenamiento al encargarse de almacenar el glucógeno y las vitaminas liposolubles (A, D, E y K). En definitiva, se le han identificado más de 500 funciones.
Muchas patologías o enfermedades pueden afectar la salud del hígado. Entre las más comunes podemos mencionar las siguientes: la acumulación excesiva de grasa (hígado graso o esteatosis hepática), su inflamación por causas víricas (hepatitis), la acumulación de hierro (hemocromatosis) o la cirrosis. No obstante, también existe otra menos conocida y que puede influir en nuestra salud general: el hígado perezoso (también conocido como hígado lento).
Qué es el hígado perezoso o lento?
Si bien es cierto que no se trata de una patología o enfermedad hepática en sí misma, sí nos encontramos ante un problema que afecta al funcionamiento del hígado directamente. Cuando tenemos el hígado perezoso significa que está desempeñando sus funciones de forma irregular, lenta.
Es un signo claro de que nuestro hígado se encuentra congestionado, lo que se traduce en que no realiza sus funciones con normalidad.
Los síntomas del hígado perezoso
Cuando el hígado está perezoso o funciona de forma lenta son habituales determinados signos o síntomas que pueden servir de señal de alarga; es decir, que pueden indicarnos que este órgano no se encuentra llevando a cabo sus funciones normalmente. Son las siguientes:
- Somnolencia y cansancio después de las comidas.
- Agotamiento y falta de energía.
- Indigestión y digestiones pesadas.
- Halitosis (mal aliento).
- Estreñimiento.
- Dolor de cabeza.
- Alteraciones del sueño.
- Ojeras.
- Aparición de manchas oscuras en la piel.
- Sudoración excesiva.
- Ictericia (color amarillento de la piel y de la esclerótica).
¿Cuáles son sus causas?
La mayoría de especialistas médicos coinciden en señalar una causa que ocasiona que el hígado se sobrecargue y no funcione de forma correcta: la acumulación de grasa en las diferentes células hepáticas, principalmente ácidos grasos y triglicéridos, condición conocida médicamente con el nombre de hígado graso o esteatosis hepática.
¿Y cuáles son las causas que ocasionan a su vez la acumulación de grasa en el hígado? Beber alcohol de forma excesiva, exceso de peso (sobrepeso y obesidad), seguir malos hábitos alimenticios (comer habitualmente alimentos ricos en grasas y alimentos procesados) y además no practicar ejercicio físico con regularidad.
Por lo general el hígado graso es una patología benigna que en la mayoría de las ocasiones no tiende a evolucionar a estadios más graves. No obstante, si no se trata puede evolucionar aesteatohepatitis (inflamación y agrandamiento del hígado), y finalmente a una posible cirrosis o cáncer hepático.